Economía

De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su Seminario Internacional "Brechas de desigualdad en México, Centroamérica y el Caribe" la desigualdad por ingresos en México ha tenido una tendencia creciente desde, por lo menos, las últimas cuatro décadas. Este fenómeno creciente ha permitido al 5% de los hogares más ricos del país acumular 67.5% del ingreso nacional en 2014 y hasta un 37.6% al 0.1% más favorecido (36,645 hogares). Éste último estrato ha experimentado tasas de crecimiento reales del 3.8% en su ingreso, lo que provoca que se duplique cada 18.6 años y, con ello, que sus ingresos medios hayan pasado de 54.8 millones de pesos en 1984 a 102.7 millones en 2002 (precios de 2022). Esta brecha se refleja en que el 1% más rico (366,447 hogares) tuvo percepciones 840 veces más elevados que el 90% de los hogares en el año 2020. En contraste, los ingresos de los primeros nueve deciles (el 90% de los hogares de menores ingresos) observaron una disminución de 0.3% a tasa real. Además, durante el periodo 1993-2019 las remuneraciones han crecido en términos reales 35.3%, mientras que las ganancias empresariales lo han hecho en 260%. Ante este escenario, desde la CEPAL se sugiere que tanto la estructura del poder político como la política económica en México han actuado a favor del 1% más rico. Atender el problema de desigualdad no es fácil, ya que tiene implicaciones económicas y políticas. Asimismo, requiere conocer a fondo las causas de la desigualdad, examinar mecanismos y analizar las consecuencias que éstos conllevan. En general, los enfoques para reducir este fenómeno son de orden “natural” (dejando que el mercado regule esta condición) y “eficaz”, es decir, a través de la intervención del Estado por medio de una redistribución directa (incrementando salarios mínimos, por ejemplo), así como de transferencias que mejoren el ingreso de los trabajadores sin incrementar los costos de producción para las empresas. Ambas medidas se han aplicado en México, particularmente en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador; sin embargo, queda pendiente el análisis de sus efectos.